Paseo en triciclo

Creo que compartir estos recuerdos es bueno para mí y para la gente que me visita, estoy convencida de que todos aprendemos de todos.

Con mi esposo hemos compartido tanto de chicos, millones de travesuras.

Vivíamos en calle de tierra y estábamos esperando que llueva para salir a dar una vuelta en triciclo, por supuesto, a escondidas de nuestras madres. Él manejaba y yo me paraba en el fierrito de atrás y con mis manos me sostenía de sus hombros.

A mí me peinaban con trencitas y él con ese pelo colorado que odiaba, empezaba a pedalear en medio del barro y conmigo atrás, tenía que hacer mucha fuerza. Cada vez se juntaba más barro en las ruedas y cada vez más pesado se hacía, mientras íbamos por el medio de la calle.

Todo iba bien hasta que oíamos un grito aterrador, ¿¿¿adónde van???, ¡¡¡¡vengan acá!!!! nos habían descubierto, nuestras madres nos llamaban para matarnos, eso decían... pero aquí estamos todavía.